miércoles, 5 de mayo de 2021

Las palabras son puentes que nos separan

En la escuela nos enseñaron que las letras se juntan para formar combinaciones y que estas se juntan para formar palabras, luego oraciones, párrafos, páginas, libros y bibliotecas. También nos enseñaron que cada palabra tiene varios significados o acepciones y una historia de muchos años. Y por eso nos enseñaron a usar el diccionario y a valorar las palabras. Desde entonces, muchos comprendimos que las palabras nos ayudan a conocer y comprender a las personas y a que las demás personas nos conozcan y comprendan. Pues cada persona tiene su propia percepción de lo que está pasando, su experiencia y memoria histórica, su perspectiva o anhelo del futuro y su escuela de pensamiento. Y esas percepciones individuales, esas diferencias, se expresan en palabras que pueden tener vaguedad, contradicción o ambigüedad, lo cual puede generar desacuerdos, conflictos y polarización. Como se titula un libro del poeta Samuel Vásquez:

«Las palabras son puentes que nos separan»

Pienso que la coyuntura actual del país se puede explicar con esa metáfora de las palabras y los puentes: Algunas personas prefieren hablar, escuchar y ser escuchadas. Otras se inclinan más por escribir, leer y ser leídos. Y hay quienes intentan ambas cosas o buscan el dibujo, la música o la danza, el arte como palabra. Y siempre son necesarios y bienvenidos los que callan, los que hablan con el silencio, esa palabra que «esconde la palabra que nombra», dice el mismo libro de poemas. Ese silencio contrasta con los gritos y arengas de quienes salen a protestar y que luego los asesinan, desaparecen y los bautizan y sepultan como vándalos.  Siguiendo al poeta:

«La palabra se recluta en el pensamiento, pero se amotina en el sentimiento»

Así mismo, algunas personas interpretan que la palabra “rechazo”, al referirse a los abusos de la fuerza pública, es un sinónimo de la palabra “apoyo” a los violentos y a los delincuentes. También ocurre que la “confianza”, en las propuestas del nuevo Ministro de Hacienda, quien fue por muchos años profesor y Rector de una Universidad, la homologan con la “complicidad” a la corrupción que caracteriza la gestión pública de nuestro país y que un Exministro bautizó equivocadamente como “mermelada”. Eso es «lenguaje sin lógica», dicen los profesores de matemáticas. Y dice el poeta:

«Que la afirmación se afirme es necesario.
Que la negación se niegue, es su destrucción.
Pero que la duda se dude es condición vital de la duda»

Y esas afirmaciones, negaciones y dudas del poema nos conducen de las palabras a las preguntas y entonces la situación se complica. Para el profesor y sus estudiantes la pregunta y la respuesta son una cinta de Moebius y eso se replica en la sociedad, entre el pueblo y sus políticos. Preguntaba un profesor en Twitter (@luiscrh): “¿Qué les hacen a los adolescentes en el colegio que en la clases universitarias nadie habla?”. Y mucho antes un expresidente ya había dado su respuesta: "Es que los profesores a lo único que les enseñan es a gritar y a insultar y no les enseñan a debatir, les retuercen el cerebro". Por fortuna el poeta también nos salva en eso de las preguntas:

«Preguntar demanda fuerza y suavidad
porque es una exigencia y un ruego

Preguntar es tocar: la voz
una mano ciega que tañe el universo

La pregunta, inquisición de seda,
nos hace amos y siervos a la vez

El poema es la respuesta que pregunta
Miramos a un hombre y vemos a una pregunta

El hombre es arcilla repleta de preguntas
y  con cada pregunta desafía al silencio

La pregunta, confesión y deseo,
no descansa ni en el diván de la respuesta

La respuesta tiene complejo de superioridad»

A lo mejor esta situación del país la podemos resolver con poesía. Hay muchos que ya han dicho esto. Y tendré que aclarar. No me refiero a escribir y leer poesía sino a lo que eso implica como ejercicio de vida y de sociedad. De nuevo el poeta me ayuda a decirlo:

«El hombre es tiempo hecho palabra
El tiempo aniquila al tiempo
El hombre al hombre
La palabra a la palabra
Sin palabra no hay hombre
Sin hombre no hay tiempo»

Pero hay quienes prefieren la prosa. Así que, pensando en ellos, podríamos comenzar a leer y a discutir sobre la colección de libros Futuro en Tránsito, de la Comisión de la Verdad. Uno de ellos es el libro de Comunicación, que me gustó mucho y relaciono con estos poemas que acabo de compartirles, poemas de otras décadas difíciles que hoy vuelven a ser necesarios... o que serán necesarios por siempre...